domingo, 17 de agosto de 2014

Pare de sufrir

'¿Vivir?' '¿Para qué?' '¿Hay razón para hacerlo?'
Escuché a más gente de la que podría recordar preguntarse eso.
Gente que toma a la vida como un lastre,
como una bolsa llena de residuos, de la que hay que deshacerse.
¿Hay que vivir quejándose de lo que nos falta?
¿Será que nada puede ser suficiente para paliar ese vacío?
La vida no es una piedra. La vida no es una condena.

La realidad siempre será la misma:
la vida no es justa por sí misma,
nosotros la hacemos verdadera.
Cada uno decide seguir adelante,
o quedarse en el camino, arrastrándose,
lamentándose del abismo que enfrente se abalanza sobre uno,
como si fuera un tornado arrasador.

La vida es un constante devenir de milagros,
pequeños, casi insignificantes,
como el respirar, el caminar, el tocar y acariciar...
Es el levantarse de la cama con ayuda de un sueño,
el llorar por alguien que te importe,
y también recibir algunos golpes,
porque si fuera así de fácil, ¿valdría la pena tamaño esfuerzo?

Lo lindo de la vida, así como su cruz,
es su imprevisibilidad, el bendito y eterno azar.
Es un trompo infnito, un frasco cerrado sin rótulo.
No exige nada imposible, ni nada perfecto,
resalta la pureza de tus defectos,
la luz de tus peores sombras.
Busca 'porqués' en vez de 'cómos'.

A vos, que puede que leas esto, te digo: no desesperes, no desistas jamás.
Porque la vida te quiere en su seno, quiere abrazarte y que no te sueltes.
No quiere que te pierdas en temores y miedos, quiere que ames, que TE ames.