jueves, 25 de abril de 2013

La cicatriz del fresco olvido

Busco siempre un instante, un momento
para sentirte siempre.
Y en los muros de tu indiferencia,
naufraga mi triste voz.

Necesité respirar tu aliento,
sobrevivir con tus caricias.
Ahora ya no se cómo vivir,
pues mi alma es ya posesión del frío viento.

Solía florecer al cruzarnos miradas,
y en algún lugar de vos, me perdía.
Y no sólo te besaba,
le susurraba mi amor a tu boca.

Ahora sólo te cruzo en mis sueños,
tu nombre sabe aparecer de la nada.
Acariciarte, de eso se trata,
pues soñar es sentir, es saber.

Pero ahora no basta con saber.


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