Caminando por un desierto en penumbras,
recordando cuando eras mía.
El frío me impide ya sentir,
pero aún puedo recordar.
Su cabellera castaña, danzando con el viento,
y sus ojos pardos jugando con el cielo.
Quizás tenía la sonrisa más bella de todas,
de ésas que son sinceras y perfectas.
Así la recuerdo.
Me sonreíste y mis defensas quebraron,
descubrí lo débil que podía ser.
Y lo supe cuando te abracé,
que nunca te iba a dejar ir.
Y me preguntaba si sentías lo mismo que yo.
Solíamos ver las estrellas,
confesar nuestros secretos,
amanecer unidos en un abrazo.
Solíamos ser el mismo ser.
Podía detenerse la Tierra, no importaba,
yo vivía sólo en tu mirada.
Pero lo irónico es que, en tus pupilas,
mi mundo tuvo su fin.
Y me pregunto si sentiste lo mismo que yo.
Mi paraíso quedó enterrado en sal.
El tiempo pasó sin hacerse notar.
Te fugaste de mi amor,
te desvaneciste así, sin más.
Tal vez te hayan robado el corazón,
o alguna fatalidad nos alejó.
No te quiero en recuerdos,
quiero carne, hueso y corazón ante mi.
Pero no pienso rendirme,
negociaré y pelearé.
Porque lo supe cuando te vi,
que no te soltaría jamás.
Mis planes quizás fracasen,
algunos sueños quizá no se alcancen.
Pero siendo muy honesto,
¿qué es el amor, si no hay piedras en medio?
Y me pregunto si sentirás lo mismo que yo.